El género policíaco en la literatura, sus características y parámetros

A continuación se hará un rápido recorrido por el relato policíaco en el que se señalarán los aspectos más representativos de este subgénero que daría paso posteriormente al relato detectivesco y al relato de género negro. Se van a tomar como referencias las propuestas de análisis que realizan los escritores Mempo Giardinelli, en la obra "El género negro", Paco Camarasa en "Sangre en los estantes" y Tzvetan Todorov en "Tipología de la novela policial".
 
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El enigma como motor de la narración y la ciudad moderna en el relato policíaco

Se considera al escritor Edgar Allan Poe como el iniciador del relato policíaco con su célebre cuento “Los crímenes de la Calle Morgue, publicado a mediados del siglo XIX (Giardinelli, 21). Poe estableció unos parámetros básicos alrededor de los cuales se comenzaron a escribir textos de ficción, donde el crimen era parte fundamental de la narración, y se presentaba a la institución de la policía, representada en el policía-investigador, como restauradora del orden, al resolverlo y atrapar al culpable.
 
 
Además, el crimen proponía un enigma que el protagonista debía descifrar por métodos deductivos, y en esta resolución participaba el lector. Esto fue uno de los factores de éxito de la narrativa policíaca, pues planteaba un acertijo en el que, a medida que avanzaba el relato, se daban pistas que transformaban la lectura en un ejercicio activo, dinámico, en el que el muchas veces lector pretendía resolver el crimen antes que el protagonista (Todorov, 2). En el planteamiento de este enigma y de la forma de su resolución había una apuesta por el espíritu positivista, que a mediados del siglo XIX se imponía gracias a las bondades de los avances de la ciencia y la revolución industrial, que habían transformado radicalmente la vida cotidiana de los seres humanos en aquellos años. Así mismo, había dos personajes más que entraban en juego: la víctima y el criminal, esto generaba una relación de tensión, un vínculo oscuro y cruel que imprimía suspenso e intensidad en la narración.
 
A esto hay que añadirle un ingrediente más: la ciudad moderna como espacio donde ocurría el relato. Esta ya era la ciudad industrializada, que representaba una nueva geografía en el siglo XIX de la revolución industrial, con sus tensiones sociales, desigualdad y pobreza, con sus barrios de lujo y sus zonas marginales habitadas por el bajo mundo representado en ladrones, prostitutas, estafadores, asesinos, etc. Esta atmósfera urbana añadía intriga y misterio al relato. Esta diversidad de elementos hizo que el relato policíaco ganara adeptos rápidamente, tanto entre lectores como entre escritores, y al mismo tiempo, poco a poco, se fuera haciendo más complejo. A continuación se ilustra esa relación:
 
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Aspectos básicos que intervienen en el relato policíaco

En la figura anterior se aprecia al crimen como eje del relato policíaco, al cual están vinculados los personajes que participan: el investigador, la víctima y el criminal. Estos mismos elementos estarán presentes tanto en el relato detectivesco como en el relato de género negro, ambos de aparición posterior. Para el relato policíaco el investigador es un policía que pertenece a la institución, se vale de los recursos investigativos a los que tienen privilegio como representante de la ley, y busca que se haga justicia y se restaure el orden alterado. En este tipo de relato el policía se relaciona de forma especial con la víctima y el criminal, en la siguiente imagen se puede apreciar la función de estos elementos: 

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El policía como héroe

La principal característica del relato policíaco es que el crimen es resuelto por el protagonista, el policía, quien reúne ciertas características: inteligencia, sagacidad, astucia, honestidad, integridad. El policía es un restaurador del orden. En la primera etapa del relato policíaco el personaje del policía tenía rasgos heroicos que intervenían en la resolución del crimen, es un personaje con principios y vocación por su oficio. Esto va a ser algo que va a cambiar en las transformaciones que sufre el relato policíaco a finales del Siglo XIX, donde el policía dejará de tener esos rasgos heroicos.  
 

La institución policial fiable 

Al mismo tiempo la institución policial es un organismo fiable que garantiza la resolución del hecho delictivo. Aquí la violencia se relata de forma moderada, o indirecta, matizando la agresividad. El enigma se resuelve, el criminal es atrapado y la víctima puede llegar a lograr justicia. 

El criminal actúa por maldad personal

El criminal pertenece al bajo mundo y actúa por motivaciones personales, propias de un desajuste interior individual, es decir, la maldad que lo lleva a transgredir la ley es responsabilidad suya. El orden social se rige bajo el libre albedrío, los ciudadanos en general cumplen las normas y obligaciones impuestas y ha sido el criminal quien ha decidido, por voluntad propia, tomar “el mal camino”. Por supuesto que esta transgresión tendrá su castigo, que puede ser la cárcel o la muerte. Estas condiciones han llevado a que mucho críticos vean en el relato policial un texto con intenciones moralizantes. Sin embargo, esto va a cambiar con la aparición del relato detectivesco y del relato de género negro. 
 
 
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Edwin Umaña Peña

Escritor, guionista y docente universitario.

Autor del libro de cuentos "Amor Sexo Decepción" (2021) y de la novela "La conspiración de los farsantes" (2017).