• Publicado en Cuento

"El ladrón de palabras" de Nathalie Minne

Un personaje enigmático, el ladrón de palabras, sale cada noche cuando “la luna alumbra el camino”. Un niño, un mago, un ser misterioso, que ataviado con una capa negra, un gorro de dos picos y una larga bufanda, trepa por los tejados pescando palabras con su red. Palabras que se evaporan en el silencio de la noche a través de las chimeneas, emergiendo por la ventanas, esfumándose de entre los labios. Las más bonitas de todas las que se usan para contar historias a las niñas y los niños.
 
Cargado de palabras tiernas, palabras llenas de ira, palabras largas, palabras viajeras, el ladrón vuelve a su casa y hace un esfuerzo por recortarlas, organizarlas y colocarlas en su frasco de cristal correspondiente. Una enorme estantería llena de decenas de tarros con todo tipo de clasificaciones de vocablos: “palabras difíciles, palabras de circo, palabras feas...” son su gran tesoro. Luego como un alquimista de letras las combina en fórmulas inventadas: dos palabras largas, una suave, una picante... y así crea historias que le cuenta a los animales. Aunque intenta pasar desapercibido, una noche un niño lo ve desde su ventana y lo saluda, el ladrón, quien se asusta al sentirse observado, cae al suelo; pero el niño lo ayuda y comienza una hermosa amistad. Y es cuando en uno de sus vuelos nocturnos conoce a una niña con la que se queda sin palabras...el ladrón sale a robar nuevas palabras: “palabras de amor”. 
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